Mi novia zombie

MarieM

Se conocieron en una aplicación de ligue, en realidad sólo intercambiaron algunas palabras antes de decidirse a salir, de alguna manera Mariano había convencido a Ileana de que la cita fuera en su casa y ella accedió con la esperanza, tal vez, de tener sexo casual. 

Tratando de darle suspenso a su llegada, Ileana llegó después de la hora indicada y cuando tocó la puerta vio al abrirse, a un muchacho alto, delgado, de ojos claros ―el mismo chico tierno que usaba como lema de conquista un sencillo “Amo a mis gatos” ― y a 3 gatos negros jugueteando sobre los sillones. 

Mariano no quiso esperar, Ileana era bonita y algo en sus caderas le daba la sensación de que tendría suficiente placer si se metía ahí. La llevó a su cuarto y tuvieron sexo, se podría decir que el coito había sido bueno para los dos pero sin mezclar ningún sentimiento que lo volviera cálido. Ya en el clímax del acto sexual, Ileana gimió y Mariano lanzó un maullido, que desconcertó a la joven pero sin más fue ignorado y siguieron. 

Luego del silencio inevitable del orgasmo, Mariano comenzó a decir algunas palabras un tanto inquietantes.

—Después de una faena sensacional, voy a contarte una historia que me sucedió, quiero que alguien la escuche porque soy escritor y me gustaría publicarla. —Dijo el muchacho mientras se quitaba de encima de la joven y se recostaba junto a ella, Ileana sonrió y escuchó atenta la narración.

—¿Sabes cuántos gatos se necesitan para desenterrar un cadáver? —Ileana lo miró extrañada, pero le pareció una pregunta original para comenzar una narración. Aun así no supo qué contestar. 

—Pues tengo 3 gatos y con ellos bastó para poder desenterrar de mi patio a la puta de mi ex novia. — Siguió Mariano, Ileana comenzaba a sentirse incómoda, al punto que tomó su ropa y comenzó a vestirse. —Tranquila bonita, es que la novela comienza así… Yo soy el protagonista, tengo tres gatos y ellos me ayudaron a desenterrar a mi ex novia de mi patio. La razón por la que digo que es una puta es porque lo es. ¡No sé cuántos pitos se metió antes de que me diera cuenta que me estaba engañando! Por eso la maté y la enterré… No le dejé saber que estaba enojado porque se había metido con mi mejor amigo y planeé en silencio mi venganza. Estábamos teniendo sexo y la amarré, le metí unos tubos de diferente calibre en la vagina y la tuve cautiva hasta que murió.

Mariano hizo una pausa y miró a Ileana horrorizada pero interesada en la forma en que narraba. 

—¿Qué te parece la trama? ¿Crees que una editorial me quiera publicar? 

—Es una historia impactante. Si es de terror, creo que lo estás haciendo bien pero si fuera real la verdad que ya habría huido de ti. Es muy enfermo. 

—A veces la realidad supera a la ficción y los escritores hacemos que la ficción se parezca a la verdad para que la gente nos crea…

—Sé que apenas nos conocemos pero me gustaría un poco más de cortesía de tu parte. Me puedes traer algo de beber, cuando tengo relaciones me da sed.— dijo Ileana con evidentes signos de calor y agotamiento. 

 

Mariano seguía desnudo y se levantó de la cama para ir a la cocina presumiendo su bien formado cuerpo, Ileana quería que él fuera más humilde y más cortés porque de cierta forma sentía que había sido utilizada. El joven volvió y le dio a Ileana un vaso de agua.   

—Aquí está el agua, si no te molesta me gustaría continuar con la narración… Karla, mi ex novia se llamaba Karla y era bien puta, por eso metí esos tubos, porque ella no se conformaba con poco, no eran suficientes mis 20 cm. Y le di muchos más para que su lívido se satisficiera… 

«Una vez que estuvo bien muerta la escondí en mi patio para que nadie se diera cuenta, después me arrepentí de lo que había hecho y busqué una forma de corregir mi error. Estuve buscando en libros, internet y en cualquier medio una forma de traerla de vuelta a la vida, sin éxito, hasta que descubrí unos hechizos vudú caribeños que prometían dar vida a los muertos, lo único que tenía qué hacer era desenterrar el cadáver y seguir las indicaciones del conjuro.» 

«Para llevar a cabo el plan elegí un día con el cielo despejado para que la lluvia no enlodara mi patio y para que mis gatos pudieran ayudarme y nos pusimos a cavar. »

«El cuerpo pútrido apestaba y ya estaba bastante descarnado, me daban escalofríos. Si funcionaba el plan, tendría a mi disposición una esclava de ultratumba que haría todo lo que quisiera, pero si salía mal ¿cómo haría para domesticar a un ser salvaje capaz de asesinarme?»

«Sin dilaciones, ejecuté el plan y salió a la perfección. Karla había vuelto a la vida, el único inconveniente fue que no era una esclava dócil, se puso violenta y trató de comerme.»

«Yo me encerré junto a mis gatos y busqué mi pistola para ponerle fin a mi tormento pero no pude matarla de nuevo. Gracias a la resistencia de mi puerta, que como podrás observar está toda arañada, y usando mis conocimientos básicos sobre el tema vudú logré dominarla sin disparar y sin riesgos para mí ni para los gatos, y la encerré en la parte trasera de mi casa. Para mantenerla quieta y dócil la alimento con mujeres a las que convenzo de venir a casa por medio de chats de ligue. »

 

Ileana seguía atenta la narración y vio que Mariano ya no añadía más detalles a su historia. Entonces pensó que Mariano le había contado el argumento de su historia y contestó. 

—¡Wow! Es una historia muy actual, con un tema de moda y con suspenso. Creo que tienes todo para triunfar con ella, seguro que varias editoriales querrán publicarte. ¡Muchas felicidades! 

Estas palabras alimentaron el ego de Mariano, quien se sentía orgulloso de que alguien apreciara sinceramente sus pretensiones pero faltaba añadir un sólo detalle. 

—¡Verdad que sí, bellísima Ileana! Y lo que lo vuelve más increíble es que todo es verídico. 

—Es genial para una novela pero los zombies no existen, no creo que sea verdad nada de lo que dices. ¿Tu ex novia?, ¿tú asesinando a otra persona y consiguiendo alimento para un zombie en una app de ligues? —dijo Ileana con incomodidad, sus mejillas se encendieron por el bochorno, —Te haré un favor y no le diré a nadie que estás medio loco. —Respondió Ileana y pensó en dejar a Mariano para que recapacitara sobre lo que decía. 

—Yo sé que no me crees, pero lo vas a descubrir por ti misma porque ella ya está aquí, justo detrás de ti. 

Ileana apenas pudo voltear cuando sintió como unas manos huesudas se aferraban a su abdomen y la arrastraban a una horrible muerte inimaginada.

 

Semblanza de la autora:

Mi nombre es María de Jesús Mora Delgado. Nací en Guadalajara, Jalisco. Soy licenciada en Letras Hispánicas por la Universidad de Guadalajara. He publicado en algunas revistas como Engarce, Sangría y Revista Literaria Luna.