Todos los días, sin importar el frío o el calor, la lluvia o la helada, pasaba por el kiosco y compraba dos empanadas. Se sentaba en la esquina con la mirada perdida, como esperando, y las comía con parsimonia.
–Disculpe que me entrometa –dijo un día la cocinera¬–. Todos los días usted compra lo mismo y espera…
Él la miró en silencio. Después dijo:
–Sí, espero a mi hermano. Lo último que supe de él es que un día vino a comer aquí y nunca volvió.
Los ojos de ella se nublaron de pronto:
–Lo siento.
–Hasta mañana –respondió.
Él no sabía que su hermano estaba muerto. Que la cocinera era una asesina y que el relleno de las empanadas no era de carne de vaca.
Hugo Vargas nació en General Rodríguez, ciudad del oeste del conurbano bonaerense, en la República Argentina. Es docente y escritor. Ha publicado un libro de poemas titulado “Reflejos Literarios”. Administra y pública sus trabajos en reflejosliterarios.blogspot.com